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Los mejores senderos para conocer el Parque Tayrona: un paraíso mucho más allá de playas y aguas cristalinas

Enfrentarse con el Parque Nacional Natural Tayrona es una aventura obligada en Colombia. La magnificencia de sus montañas y hermosas costas que se encuentran con el mar Caribe lo convierten en un lugar más allá de lo especial, donde se respira misticismo y oleajes de energías ancestrales, heredadas de los antiguos indígenas Tayrona, quienes habitaron esta zona de las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta, donde esta civilización prosperó entre el año 900 d.C. a 1600 d.C.

No por nada es una de las áreas protegidas más grandes de Colombia, con 15.000 hectáreas terrestres y 4.500 marinas, donde proliferan diversos ecosistemas marino-terrestres, y que son el hogar de numerosas especies de fauna y flora, y que por ello comprende un paraíso natural que vale la pena conocer a través de sus distintos senderos.

En las caminatas, con suerte y poca gente, es posible avistar aves como el paujil y la guacamaya, además de caimanes, osos perezosos, iguanas, monos aulladores, tití, maicero; zorro-perros, entre otros. Sin mencionar la importante vida vegetal que habita en el área, y que ha sido parte de los saberes ancestrales de los pueblos indígenas que habitan en esta zona del país.

Por eso, Infobae Colombia viajó hasta Santa Marta, donde junto a Wilson Álvarez, anfitrión de la agencia de ecoturismo, Awake Travel y miembro de Tayrona Birding, recorrió el área protegida para conversar acerca de los mejores senderos para disfrutar este maravilloso paraíso natural.


Desde la entrada de El Zaino hasta Playa Arrecifes y Cabo San Juan

Para llegar a la entrada principal del PNN Tayrona hay que emprender un recorrido de 45 minutos aproximadamente desde Santa Marta, para lo cual existen dos opciones de transporte: tomar un bus en el mercado principal de la ciudad con dirección a Palomino o tomar un transporte privado o taxi que llegue directo a las dos entradas abiertas al público ubicadas en la Troncal del Caribe.

El Zaino (primer sendero, entrada principal) comienza con un recorrido en van o moto hasta donde acaba la carretera y se da paso a un camino construido en madera, que se adentra en la selva tropical, y que pasa por algunos de los principales puntos sagrados de los indígenas Tayrona, y que hacen parte de las creencias que aún prosperan en las comunidades Kogui (que habitan en el Parque), además de los pueblos Arhuaco, Wiwa y Kankuamo (situados en la Sierra).

Dicho recorrido comprende un verdadero camino de misticismo natural: después de casi una hora de recorrer la selva y estando a pocos minutos de la costa, los primeros padres que saludan son Saldaui o Padre de las Plantas y Hatel Tumu, “la fuerza personificada de la naturaleza”, que también es conocido como el Padre de las Piedras.


Sendero El Zaino, Parque Nacional Natural Tayrona.
Lastimosamente, los controles en las entradas del Parque Nacional Natural Tayrona permiten entrar aerosoles que los inconscientes usan para marcar las piedras del área protegida. También nos encontramos con basuras provocadas por plásticos de un solo y otros elementos que dejan los turistas

Más allá, se asoma Karldikukui, la Madre del Agua, otro punto sagrado que rinde tributo a la filosofía común de la sierra, que se basa “en la vida, la fertilidad expresada en el agua de las nieves, el mar, los ríos de las quebradas y las montañas”.

Luego, unos minutos más tarde del sendero en las montañas, se encuentra el Monsaui Dueño del Viento, “el primer encuentro con el mar, donde la vida comenzó hace millones de años”, y que consiste en una especie de paso o portal entre enormes piedras, que descubre la primera playa a lo lejos: Cañaveral.

Playa Cañaveral, Parque Nacional Natural Tayrona.

Después de ello, la imponencia de la naturaleza se muestra cada vez más en forma de inmensas piedras que poco a poco dan paso al mar cristalino pero agreste donde precisamente habita Jalyintana, Padre del Mar.

El camino sigue por la selva que esconde la playa hasta que se descubre Arrecifes, otra playa hermosa, pero donde las olas son inminentes, por eso, la recomendación es no bañarse aquí sino acampar en el área dispuesta para ello y disfrutar del paisaje.

Playa Arrecifes, Parque Nacional Natural Tayrona.

Más adelante, se ubica La Piscina, una playa más calmada para nadar y que, cuenta Wilson, “es uno de los puntos sagrados del Parque Tayrona, donde se dice que en febrero, cuando se cierra el parque, hacen ceremonias para dar gracias al mar, porque para ellos el mar es como una madre”.

Sendero de Cañaveral hasta cabo San Juan, Parque Nacional Natural Tayrona.
La Piscina, Parque Nacional Natural Tayrona. Se dice que en el mar de esta playa los indígenas Tayrona construyeron un increíble puerto con piedras, que según reza la leyenda, contó con ayuda de fuerzas más allá del conocimiento humano para protegerse de los españoles.

Finalmente a pocos metros está el famoso cabo San Juan, otro punto sagrado, donde los bañistas disfrutan después de un recorrido de más de dos horas, especial para los amantes del senderismo y el avistamiento de aves. Allí también hay disponible una zona de camping y se encuentran restaurantes, además de duchas y baños públicos.

Cabo San Juan, Parque Nacional Natural Tayrona.